Casa de Bendición el Duin

José Luis Mora es fundador y así mismo Apóstol principal de la Iglesia y del ministerio de Casa de Bendición, siempre apoyado por su esposa Julie Mora. Es internacionalmente conocido como un orador dinámico y maestro del gobierno de la iglesia y el orden espiritual. Tiene bajo su ministerio iglesias en los Estados Unidos y México. Actualmente vive en San Diego, CA, con su esposa.

Nacido en la ciudad de Torreón, Coah. México, en los años 60’s. Durante su infancia notó un hambre insaciable de Dios en sus padres, buscándolo en diferentes religiones y denominaciones. Conocieron a Dios cuando José Luis tenía 7 años de edad, a partir de ahí inició una búsqueda a lo sobrenatural de Dios. En cada iglesia en la que sus padres asistían, él aprendía algo nuevo, nuevas doctrinas y nuevos significados, hasta que, a sus 17 años, nació su pasión y el hambre de conocerlo más, fue entonces que decidió entregar su vida a Dios, y así comenzó su jornada adentrándose en el conocimiento de Él.

Años después habiendo luchado durante su juventud para encontrar su propio camino y su propósito dado por Dios, después de un arduo trabajo ministerial actualmente se le conoce como un verdadero Apóstol en el ministerio y la iglesia, que viaja para apoyar el liderazgo del Cuerpo de Cristo. Comprometido a identificar, animar, equipar y enseñar a las nuevas generaciones y futuros líderes, para conocer y caminar poderosamente en su propósito en Dios para sus vidas.

José Luis Mora es un predicador y líder ungido que opera poderosamente en lo magistral, profético y apostólico. Está comprometido a revelar los secretos del reino de Dios y presentar el poderoso mensaje de Salvación de Jesucristo. Su propia búsqueda incesante de Dios ha dado como resultado la fé inspiradora y enseñanzas audaces que caracterizan su liderazgo. También es un hombre de gran generosidad, habiendo probado de primera mano, la fidelidad de Dios en áreas de provisión.

Su mayor deseo citado en sus propias palabras es “darte lo más preciado que tengo en Dios, y que, así como me pasó a mí, tu vida pueda ser cambiada para siempre, de tal manera que la bendición te persiga todos los días de tu vida…”